ADOLESCENCIA Y SALUD DIGITAL
La digitalización de la sociedad en los últimos años está produciendo cambios sociales y tecnológicos que pueden afectar a los derechos, la protección y el desarrollo de la infancia y la adolescencia.
El debate sobre el uso de internet y las redes sociales por parte de niños y jóvenes se está intensificando, tanto entre las familias como entre los profesionales y están surgiendo iniciativas para animar a quienes legislan a proteger a la infancia.
Un 98% de menores de edad (10 a 15 años) españoles usa Internet de forma habitual desde la pandemia, siete de cada diez menores tienen teléfono móvil. Son cifras del Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad: El uso de tecnología por los menores en España 2022, del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital.
Los trastornos de la conducta alimentaria, los problemas de autoestima y las autolesiones e ideas de muerte han aumentado en los últimos diez años de forma exponencial, según el informe anual 2022 de la atención realizada por la línea de atención telefónica a la infancia de la Fundación ANAR.
Numerosos estudios de investigación, según publicó el equipo de investigación del Dr Arango en la revista Lancet en 2020, apuntan a que las campañas de prevención del acoso escolar en las escuelas, con programas on line dirigidos tanto a estudiantes como a familias y docentes, previenen conductas de acoso y mejoran el estado emocional del alumnado, especialmente en población con problemas de neurodesarrollo y en jóvenes con sintomatología depresiva. Estas medidas son eficaces cuando se implementan desde la escuela primaria.
Es importante que se escuche a los expertos y se llegue a un consenso que garantice que niños y jóvenes se desarrollan de forma saludable sin ver mermados sus derechos fundamentales. Pero tambien es urgente que como adultos asumamos nuestra responsabilidad y nos pongamos en acción.
Es necesario:
- Evitar el impacto en el neurodesarrollo durante la primera infancia (1-5 años) de la exposición a pantallas. Las sociedades de pediatría recomiendan evitar la exposición en estas edades y las cifras apuntan a que la falta de información de los padres hace que los menores de 2 años estén expuestos a pantallas más de una hora al día. Esto repercute tanto en la socialización como en la comunicación y neurodesarrollo.
- Favorecer que los niños y niñas mantengan la salud física y mental. La exposición a pantallas en la infancia y la adolescencia repercute en la salud física (mayor sedentarismo, insomnio, obesidad), salud emocional (baja autoestima, influencia de modelos de estilo de vida y aspecto físico poco realistas y mayor aislamiento y soledad no deseada, conductas no adecuadas de gestión del malestar), y salud psicosexual (exposición a pornografía, información de fuentes no fiables, contenido violento).
- Proteger a los menores de edad de la mercantilización de sus datos y evitar que accedan a contenido violento y pornográfico cuando aun no han adquirido suficiente madurez y desarrollo para evitar que les impacte negativamente.
- Protegerles del acoso cibernético.
Cada niño o niña se desarrolla a un ritmo diferente, aunque algunos hitos del desarrollo son comunes a cada edad. Además, el riesgo de desarrollar enfermedad mental puede minimizarse si se interviene en edades tempranas:
- Cuidando la salud física y mental perinatal, favoreciendo un buen nexo madre-bebé, que se hace más difícil con una pantalla de por medio.
- Estimulando el deporte y actividad física en época preescolar, detectando en los programas del niño sano posibles problemas de neurodesarrollo así como detectar la exposición a pantallas que pueda agravarlos y comenzando a educar en la prevención del acoso escolar y el respeto al otro.
- Durante la educación primaria, favoreciendo relaciones familiares y de amistad saludables, al margen del mundo digital, estimulando el desarrollo intelectual y el aprendizaje y facilitando apoyo emocional si es necesario.
- En la pubertad, evitar en lo posible las adicciones, con o sin sustancia (incluyendo tanto el cannabis y alcohol como el uso abusivo de videojuegos), favoreciendo el desarrollo de una identidad saludable, escuchando, respetando y apoyando y promoviendo actividades sociales y deportivas con su grupo de edad.
Se trata de un reto social y político en el que los adultos tenemos la responsabilidad de proteger a la infancia y es necesario legislar pero tambien servirnos de la tecnología para que niños y adolescentes puedan recibir atención, educación y apoyo, con seguridad, para poder ejercer sus derechos tanto de expresión como de información y acceso a cuidados manteniendo el bienestar emocional.
Es nuestra responsabilidad ejercer una parentalidad positiva y conocer los riesgos y utilidades de la tecnología y evitar que nuestros niños, niñas y jóvenes accedan a contenidos para los que no están emocionalmente preparados y durante un tiempo que les impida llevar una vida saludable.
El tiempo que te ha llevado leer este texto es ya un acto de responsabilidad, cuidado y protección a la salud de la infancia. Gracias por tu atención.
Ana Teresa Kreuz
Estupendo post y responsable planteamiento. Estoy preparando una ponencia en la India y con tu permiso te citaré
abigail
Por supuesto, Ana Teresa. Muchas gracias por consultarme. Saludos.