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Acompañar sin dramatizar: lo que nos revela la serie Adolescencia

Acompañar sin dramatizar: lo que nos revela la serie Adolescencia

Gracias a Cuerpo y Mente por el espacio para reflexionar. Puedes leer la entrevista completa aquí.

«Los adultos hemos necesitado ver una serie de ficción violenta para aceptar que internet no es un lugar seguro».

Hace unas semanas tuve la oportunidad de conversar con la revista Cuerpo y Mente sobre la serie Adolescencia de Netflix, y más allá de la ficción, sobre cómo los adultos estamos mirando —y a veces malinterpretando— esta etapa de la vida.

Lo confieso: me llamó la atención que muchos adultos hayan necesitado ver una serie de ficción extrema y violenta para aceptar, por fin, que internet no es un lugar seguro para nuestros hijos. No es algo nuevo, pero sí parece que cuando se presenta envuelto en dramatismo audiovisual, cala más hondo. La cuestión es: ¿estamos escuchando con la misma atención a los adolescentes reales?

La serie no es realista. O no del todo. Se atreve a tocar temas necesarios —como el acoso, la presión social, el abandono—, pero lo hace de forma sensacionalista, rápida, sin tiempo para digerir lo que realmente duele. Y eso puede hacernos daño si lo tomamos como una representación fiel de la adolescencia de hoy. Ni todos los adolescentes son violentos ni todos pasan por situaciones de tanta soledad y hostilidad. Generalizar, aunque sea con buenas intenciones, contribuye a una visión distorsionada que alarma más que ayudar.

La adolescencia es una etapa intensa, sí. Pero también es una etapa llena de posibilidades, de búsquedas, de autoconocimiento. 

Y no deberíamos vivirla —ni acompañarla— desde el miedo o el prejuicio. Es necesario mirar más allá de la etiqueta de «generación perdida» o «adolescencia difícil», y empezar a ver a los chicos y chicas como lo que son: personas en construcción, que necesitan presencia, límites claros y, sobre todo, adultos que sepamos escuchar sin mirarles con temor y perplejidad.

Las pantallas, las redes sociales, la sobreexposición… son retos reales. Pero no se abordan solo con normas, ni con vigilancia, ni con series impactantes. Se abordan estando ahí, con tiempo de calidad, con interés genuino por lo que les pasa. Sin infantilizarlos, pero sin soltarlos del todo. Acompañar, en el fondo, significa eso: estar cerca sin invadir, y confiar sin dejar de mirar.

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Nos seguimos leyendo. Ojala todo bien por ahí. 

😉

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